Cada momento de tu vida es único. Cada dolor es tuyo y cada alegría también. No te pierdas tu vida, porque es la única que tienes.
Vive tu Miedo y desmitificalo. Es buenísimo para tu Autoestima.
Observa como habita en cada una de tus células. Y cómo te transformas con él cuando lo vives abiertamente.
Experiencia transformadora del Miedo
Túmbate y deja que se expanda en ti. No intentes hacer algo o pensar otras cosas para despistarlo.
Es mucho peor lo que sientes cuando te resistes al miedo, que dejar que pase sobre ti. Sin pensar ni acusarte de nada, solo experimentarlo.
No estamos acostumbradas a sentir el miedo en estado puro. Buscamos miles de actividades que nos ocupen para distraernos de él.
Lo transformamos en enfado, ansiedad, comportamientos compulsivos… Lo que sí conocemos es la resistencia al Miedo. Y es una sensación muy desagradable que nada tiene que ver con vivir el miedo en sí.
¿Te has permitido alguna vez experimentar tu Miedo en estado puro?
Es una experiencia que merece ser vivida porque es transformadora. Te podría decir que tiene algo de extraña y placentera a la vez. Una vez que ha pasado y te has visto a solas con tu miedo compruebas que no tiene tanto poder como tú le otorgas.
Y después duermes estupendamente ya que tu cuerpo queda como si hubiese sido arrasado por un tsunami.
El miedo es ese habitante que existe en ti que cree que no tiene recursos para superar las situaciones.
Busca los recursos que necesitas y amplía la definición de “superar situaciones”. A veces es suficiente con hacerlo, no hay que ganar ni que ser la mejor. Ni tampoco resolver el problema de una única manera. Tal vez solo tengas que verte a ti misma actuando y yendo hacia adelante.
Cuando tengas miedo a que algo no salga como tú esperas, piensa primero cuáles van a ser las peores consecuencias.
Ahora bien, hazte la pregunta dos veces: ¿puedes asumir el peor de los resultados? Porque la mayoría de las veces SÍ PUEDES.
En pocas ocasiones una decisión te pone en riesgo de muerte a ti y a los tuyos. Aunque sí puede suponer reajustes en tu situación actual. Y tal vez no quieras pasar por ello. Sé realista y honesta.
Es mejor que te digas a ti misma “no quiero hacerlo ni asumir las consecuencias” a que digas “no puedo asumir las consecuencias”.
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