La nueva era que estamos viviendo nos trae algo muy bello: la No Dualidad.
Se trata de vivir en el corazón, donde las cosas no son buenas ni malas; las cosas son.
Ya no es hora de perdonar, es hora de liberar el dolor que asocias a situaciones o a personas.
Si tienes la necesidad de perdonar, es que el Otro ha hecho algo mal (en tu opinión). Y eso te coloca en una posición de superioridad y de dualidad: bien, mal.
Para reconciliarte con tu pasado, es necesario que puedas comprender las razones por las que el Otro actuó así. Siempre dentro de su contexto, su entorno, la cultura del momento, la educación recibida…
Y entonces verás que todos intentamos sobrevivir y hacerlo lo mejor posible. Cuando no es así, es el Miedo el que dirige nuestras acciones. Y eso se puede comprender. Con esfuerzo y tiempo, pero se puede comprender.
Todo esto que suena tan bonito es un proceso en el que tienes que permitirte y autorizarte todo lo que sientes, sin falsas condescendencias.
Mejor Liberar que Perdonar
El proceso para hacer las paces con tu pasado sería el siguiente:
- Permitirte hablar de él sin tapujos. De todo el dolor y decepción que sentiste. A pecho descubierto. Saca toda la basura emocional que tienes contra esas personas. No seas condescendiente. Es un ejercicio terapéutico y te hará mucho bien.
- Tomar conciencia de cómo ese pasado sigue determinando tu presente. De cómo te impide ser feliz y pleno del todo. Y ahora decide ¿Quieres liberarte de él?.
- Ver que no se trata de perdonar, se trata de aceptar que eso ocurrió en tu vida y que quieres liberarte de las consecuencias negativas que trae hoy a tu presente. No se trata del Otro, se trata de tí. Ten en cuenta que perdonar es algo tuyo, y es el Otro el que se tiene que perdonar a sí mismo.
- Seguro que necesitarás bastante tiempo para hablar de tu pasado, del dolor, de condenar al Otro. Hazlo todas las veces que lo necesites. Es un ejercicio terapéutico para tí. Seguro que te afectará incluso físicamente. Asúmelo y no hagas drama. Vívelo como algo normal y parte del proceso. Haz dieta ligera esos días de dolor mayor, duchas templadas y más descanso del normal.
- Con el tiempo te darás cuenta de que echarle la culpa a Otro de lo que te pasa, no arregla nada. No cambia nada. No elimina el dolor que sientes. Y querrás encontrar otra salida.
- Empieza a pensar la de veces que tú has podido defraudar a otras personas. No seas condescendiente contigo. Sé honesto. Todos lo hemos hecho. Seguro que encontrarás justificaciones por lo que lo hiciste. El Otro también se dio justificaciones. Toma conciencia: en el juego de la vida unas veces hieres y otras veces eres herido. ¿Como no?. Nadie tiene manual de instrucciones.
- Vuelve a sacar la basura emocional asociada a tu dolor. Sigue haciéndolo hasta que te aburras de oírte.
- Empieza a comprender al Otro. Ponte en su piel. Averigua su infancia, sus dolores, sus anhelos perdidos… y observa que es otro jugador herido, como tú.
¿Cómo sabras que estás haciendo este proceso de forma positiva para tí?
Y recorre el decálogo de arriba a abajo tantas veces como necesites. Si estás en el punto 7 y vuelves al punto 2, no importa. No estás retrocediendo, estás siguiendo tu ritmo natural. No tomes en serio el orden de los números, solo el punto de partida: mucho dolor, y el punto de llegada: liberación y comprensión.
Cuando el sufrimiento asociado a todo lo anterior vaya disminuyendo y seas incluso capaz de decir (con el corazón, no con la boca) que la otra persona no supo hacerlo mejor. O incluso encontrar las razones por las que lo hizo.
Es un proceso lento. No tengas prisa. No te engañes con el pensamiento. Sigue lo que dice tu corazón.
Por favor, no entres en procesos de pena hacia la otra persona. Eso también es superioridad. Ten en cuenta que fue víctima de sus circunstancias, pero eligió sus decisiones. Mantente en la posición de igualdad.
Cuando creas que estás curado, volverás a recaer (a mí me pasa). Debes revisar de nuevo toda la situación y empezar desde el paso 1. Hay algo nuevo que ahora ya estás preparado para aprender.
No tengas prisa. La vida va de ésto. Y cuando creas que lo has conseguido, se abrirán frentes nuevos dentro de tí. Nunca acaba. Es jodidamente apasionante.
Utiliza distintas técnicas para hacerlo de acuerdo a tus tendencias naturales: hablar, escribir, pintar, golpear, cantar, fotografía… manualidades, lo que te sirva como forma de expresión del dolor para llegar a la liberación.
¿Y si la persona ya no está?
Y si la persona con la que tienes que arreglarlo ha fallecido, el proceso es el mismo. Actúa como si estuviera viva. Vuelvo a decir que no seas condescendiente. El que haya fallecido no le da unos privilegios especiales frente a tí que estás vivo. Es lo mismo. Lucha contra la tendencia que hay en la sociedad de hablar solamente bien, o no hablar, de los fallecidos.
Esa persona está en otro plano, pero no podrás liberarte si no te enfadas primero con ella. Es un ejercicio terapéutico. Sé generoso contigo.
Si la persona fallecida puede ver lo que estás haciendo, lo entenderá plenamente. Yo lo hago con mis fallecidos y es muy curativo y sanador.
Es un proceso que merece la pena hacer en la vida. Se llama No Dualidad.
Pruébalo y mejóralo. Y luego compártelo¡¡
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