El duelo del nido vacío es una más de esas pérdidas que aparecen en la vida de una mujer, que es madre.
Los hijos abandonan el hogar porque ya están preparados para salir al mundo. Y por otro lado queda el vacío y la tristeza de su ausencia.
Superar el duelo del nido vacío es un proceso de crecimiento personal y de readaptación a una nueva realidad donde tus hijos ya no dependen de ti.
Puedes leer el post o ver el vídeo si prefieres que te lo cuente:
Duelo del nido vacío: ambiguo y no autorizado
Se trata de un duelo ambiguo y no autorizado.
Ambiguo porque mezcla sentimientos contradictorios: la satisfacción del trabajo bien hecho en la crianza de los hijos y la tristeza y dolor de su ausencia.
Y es no autorizado porque los demás felicitan el hecho y la mujer siente “que no debe quejarse porque es ley de vida”.
Sin embargo el “duelo” aparece como la reacción normal ante una pérdida tan significativa: tus hijos han dejado de ser esos niños que viven en casa bajo tu protección para ser unos adultos que van a construir su propia vida o familia.
Y de pronto te encuentras con una casa vacía donde no se oyen risas ni discusiones. Y ya no tienes a nadie por quien levantarte, cocinar… Ahora debes crear una nueva vida que gire en torno a ti.
Y a algunas mujeres esto les cuesta mucho porque nunca han hecho cosas para sí mismas. Y al dolor de la ausencia se une el problema de tener que construir una nueva vida por y para ellas.
Cómo superar el duelo del nido vacío
Para elaborar sanamente el duelo del nido vacío es importante realizar 4 tareas (descritas por el gran experto en duelo William Worden). Y son las siguientes:
1. Asumir la realidad de la pérdida
Esta tarea empieza en el momento en que ya sientes la casa vacía y extraña. Hay silencio, su habitación está “recogida”, la cama hecha…
Notarás que hay rutinas que te cuesta cambiar al principio: cocinar con una ración menos, comprar menos comida, poner un plato menos en la mesa…
Y ser consciente de todo esto te provoca tristeza, vacío, dolor… Y es absolutamente normal.
2. Expresar todos los sentimientos asociados a la pérdida, principalmente dolor, tristeza y vacío
Permite que salgan todos los sentimientos sin censura. Aparecerá la tristeza, la desgana, la apatía… y solo debes dejar que se expresen con normalidad. También puedes complementar con actividades creativas como escribir, pintar o esculpir lo que estás sintiendo.
Haz esta tarea con naturalidad y sin victimismo. Para evolucionar en el duelo es importante no transformar el dolor en sufrimiento. El dolor tiene un tiempo, se expresa y desaparece. El sufrimiento es el dolor más pensamientos negativos o dolorosos (ej. no lo voy a superar, mi vida ya no tiene sentido…) y puede hacer que este duelo se alargue más de lo normal.
Te aconsejo que también incluyas el Agradecimiento por todo lo vivido con tus hijos. Esta es la mejor manera de sellar un duelo.
3. Adaptarte a tu nueva vida sin hijos en casa
Ahora es necesario hacer cambios como:
- Redistribuir las funciones en casa con un miembro menos. Las personas que quedan deberán realizar las funciones del hijo que se ha marchado.
- Reinvertir la energía y el tiempo que dedicabas a tus hijos a otras tareas, proyectos, personas… Es el momento de crear nuevos intereses, retomar hobbies, buscar nuevas amistades, incorporar hábitos de autocuidado personal…
- Retomar la relación de pareja nuevamente y reinventarse desde este nueva posición donde los hijos dejan de ser el centro de sus vidas.
- Y si no hay pareja, es conveniente salir con amigas, actividades grupales, etc. pero nunca quedarte en casa en posición pasiva esperando a que tus hijos vengan a comer. Eso nunca.
4. Recolocar emocionalmente en tu biografía a tus hijos “niños” y seguir viviendo una nueva etapa
El paso del tiempo hará que las emociones y sentimientos vayan remitiendo en intensidad. Y la tristeza y el dolor dejarán paso al agradecimiento y al orgullo por el trabajo realizado como madre.
Además, a estas alturas de la película tú ya tienes todo hecho. Así es que suelta, observa y deja que ellos se equivoquen y que creen su nueva vida. Ellos acudirán a ti siempre que lo necesiten.
Has reconstruido y resignificado tu función en la familia. Seguirás siendo madre pero tus hijos ahora no dependen de ti. Ya no eres proveedora. Habrás retomado tu papel de «mujer» que abandonaste al dedicarte a ellos. Y tu horizonte se habrá llenado de posibilidades para vivir esta nueva etapa.
El duelo es un proceso de resiliencia y crecimiento personal
El duelo es un proceso de Resiliencia: has crecido en la adversidad y te has transformado. Y has construido una nueva identidad tras la crisis.
Y también es un proceso de crecimiento personal porque saldrá a la luz lo que no estaba colocado en ti. Es el momento de revisarlo y avanzar en:
- Tu Autoestima como mujer y persona.
- La dependencia emocional o no con tus hijos.
- Enfrentarte a la soledad y llenarla de ti y de vida.
- Tu capacidad para afrontar los retos y novedades de la vida.
- La actitud que tienes ante los cambios: nuevos hábitos, costumbres…
- Tu creatividad y recursividad: cómo inventas la vida a partir de ahora.
- Apertura para observar sin intentar influir en la vida de tus hijos: sus nuevos hábitos, costumbres, palabras, su nueva pareja, sus nuevas decisiones…
Y superar todo esto hará que te transformes interiormente y que hayas crecido en este duelo.
Es una crisis normal en la vida
Esta es una crisis normal de la vida. Te aconsejo que la vivas con naturalidad y que no te quedes ahí apalancada en el dolor ni el victimismo.
Y felicítate por haber criado y educado a tus hijos suficientemente bien como para que empiecen una nueva vida sin ti. Eso es porque lo has hecho estupendamente. Felicidades por ello¡
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