Conocí la Resiliencia a través de Tim Guénard .
Hijo del maltrato físico y psicológico, de abusos sexuales, abandonado por ambos padres, viviendo en la calle durante años, dedicado a la prostitución, delincuencia… y así hasta el infinito. Ha demostrado al mundo que se puede dar la vuelta a la genética y hacer errar el golpe a la fatalidad.
Y realmente es así, ya que cuando leí su libro «Más fuerte que el odio» no pensaba que un cuerpo humano pudiese resistir tanta desgracia, tanta pérdida y tanto dolor sin sentido y no acabar en la cárcel, en el psiquiátrico o en el cementerio.
La Resiliencia no es resignación. Tampoco es vivir en el papel de víctima y estar muerto en vida. No tiene que ver con sobrevivir a pesar del sufrimiento.
Es algo mucho más grande. Es hacer con tu vida algo digno de mención, precisamente, porque ha aparecido el sufrimiento.
El Sufrimiento es un maestro en Resiliencia
Me duele mucho escribir ésto «en la resiliencia, el maestro es el sufrimiento». Pero es así. Me duele pensar que hay que pagar un peaje tan grande para descubrir cosas importantes en la vida. Me parece tan injusto… pero dicen que el universo no tiene moral y todo son experiencias para aprender a ser humano.
Sin embargo, saber que Tim Guénard se ha convertido en un inspirador mundial para «gente perdida» me llena de alegría. Es como devolverle la patada al universo. Me llena saber que hoy es un hombre feliz, con su familia, con su negocio… y le ha dado la vuelta al marcador. Ole¡
El ser humano es tan maravilloso que es capaz de hacer arte, escribir un libro… con el sufrimiento experimentado. Algo que te conmueve, que comunica, que denuncia y que previene el mismo dolor en el futuro de otras personas. Y es la única forma de poder dar sentido a lo experimentado.
No podemos dejar que ese dolor no haya servido para nada, solo para arrasar y destruir.
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