“¿Ves?, te lo dije. Yo tenía razón”.
Mal comienzo en la comunicación. Más bien parece una sentencia.
Todo es tan relativo en la vida que ideas como la verdad, lo normal, tener la razón… pueden ser una trampa donde caigamos y se complique la comunicación.
¿Por qué necesitamos con tanta vehemencia tener la razón?
¿Quién tiene la razón? ¿Quién tiene la verdad absoluta?… Aquel que te lo hace creer. Aquel a quien tú le das ese poder.
Si cambiamos el tener razón por respetar al Otro, la comunicación se relaja y se abre. Permitimos al Otro pensar como quiera y no nos sentimos agredidos.
Utilizamos el «tener razón» como un balón que está en manos de una sola persona. Si la tengo yo, no la tienes tú. Eso es excluyente… y no facilita la conexión entre dos personas.
Saquemos a la Razón de nuestras conversaciones. No es un pasajero más.
Tener la razón es una trampa en la Comunicación
Tener la Razón implica que al final de la conversación debe haber un ganador y un perdedor. Y eso no facilita el contacto. Lo que debería quedar es un “encuentro” entre dos personas que exponen y comparten.
Busquemos las coincidencias con el Otro. Pero solo serán eso: coincidencias e intersecciones. Nadie tiene la verdad absoluta y dependiendo del entorno en que te muevas, será una u otra.
Si juegas con el balón de la Razón, cuando no la tengas te sentirás mal, desvalorizada… porque el Otro tendrá el balón en sus manos. Si es una competición, todos queremos ganar. Y la comunicación se transforma en un combate y en desbancar al otro con todos los argumentos intelectuales posibles para hacer KO y ser el ganador. No escucharé, solo buscaré argumentos para rebatir. No habrá acercamiento ni comprensión.
Pero la comunicación no es un campeonato de boxeo, es un acercamiento al Otro para compartir, buscar puntos comunes y aprender de las diferencias.
Si necesito que TÚ me des la razón para sentirme bien; entonces no creo en mí ni en lo que pienso.
Hablas como piensas
Tener la razón es un elemento conflictivo en la comunicación entre personas. Saca ese elemento de tu vida y aprende una nueva forma de comunicar más abierta y libre.
Empieza excluyendo de tu vocabulario la expresión “tener razón”. Cada vez que te reconozcas pensándolo o diciéndolo, vuelve atrás y comienza de nuevo.
Ten en cuenta que hablas como piensas. Cambia el pensamiento y verás que tu forma de hablar es diferente y tú también.
Es un ejercicio de cambio de hábito y con el tiempo se consigue. Adelante¡¡Y si quieres impartir Formación Emocional en tu centro educativo (o de tus hijos), consulta el Programa de Coaching Educativo Integral que he creado para Educadores, Padres y Alumnos.
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