Programa Grupal: "Cómo sanar tus Heridas Emocionales"

Lali Moreno, 49 años – Administrativo y estudiante de Reiki

"Antes de empezar el curso me sentía expectante y con ilusión. Aunque llevo ya mucho trabajado, realmente siento que sigo reaccionando en situaciones que no puedo controlar. Me es muy difícil gestionarlo y buscaba seguir obteniendo recursos y seguir trabajando.

Con el curso he conseguido entender que no es tan raro lo que me pasa, que tiene un por qué y que trabajando tiene solución. Me alegra saber lo que me ocurre, más o menos y entender a los demás en sus comportamientos. Que todos actuamos como actuamos por algo.

También entiendo que los demás hacen algo pero que no me lo hacen a mi. Es mi interpretación. Dejo de responsabilizarles de lo que yo siento. Dejo de "culpar" porque entiendo que cada uno actúa según sus propias heridas.

Esto es una gran revolución, que ya se acaba esto de culpar y empiezo a responsabilizarme de una santa vez, aunque ya lo hacía, porque me ha quedado del todo claro, aunque tenga que aprender a decir no y a poner límites.

Te vuelvo a dar las gracias Dori, no sabes cómo me has ayudado en esta ocasión. Un fuerte abrazo y beso. Chao".

Lucía Miranda, 35 años – Maestra

" Me apunté al programa de Heridas porque me harté de sentirme la víctima de mis circunstancias. Quería salir de esta dinámica y me resistía a creer que la vida sólo es sufrimiento de principio a fin. Sin embargo, también sentía un poco de miedo a pensar que la sanación podría ser un proceso tan doloroso que no lo resistiría.

Buscaba estrategias precisas y puntales, que me permitieran poner manos a la obra y no sólo estar hablando de mi horrible infancia y reviviendo momentos dolorosos de mi vida sin hacer nada al respecto.

Nunca antes del curso me había sentido tan profundamente comprometida conmigo misma. He leído muchos libros, tomado muchas terapias de todo tipo, he sufrido y llorado, pero esto, es diferente, es como si de a poco me fuera transformando en alguien que no conozco pero que me agrada, es una sensación extraña que no me incomoda en lo absoluto. Estoy más alegre, más resuelta. Si una persona me llama por teléfono le saludo con mucho gusto y si no me llama, no pasa nada, sigo mi día con muchas ocupaciones.

Uno de los cambios que más me gustan, y que me hacen sentir con una energía como de enamoramiento es, la constancia y la dedicación, me gusta la sensación de hacer cosas por mí y para mí, como el simple hecho de tomar vitaminas todos los días, es como, una caricia que antes estaba esperando que viniera de afuera.

En mi diario de gratitud siempre habrá un renglón especial donde se podrá leer… Gracias Padre Celestial por haber creado a Dori Pecharromán, para que nos acompañara a sanar".