Los Educadores y Padres se encuentran diariamente con niños con distintas personalidades según sus heridas emocionales.
Es importante saber qué hay detrás de cada forma de ser para tratarlos personalizadamente.
Niños con heridas emocionales
Cada niño tiene unos miedos principales y unas necesidades por cubrir. Y saber eso ayuda al educador a actuar con cada uno de ellos favoreciendo su correcto desarrollo como persona.
¿Cómo tratar a los niños con heridas emocionales según lo que necesitan?
En primer lugar los niños necesitan del Educador una «autoridad afectiva y presente que marca límites, muestra el camino y los ama incondicionalmente».
Conviene destacar que los niños sufren mucho con el abandono emocional aunque haya presencia física. Un niño se puede sentir abandonado por sus padres o educadores aunque estén cerca físicamente. Eso significa estar atentos a lo que sienten, comprenderles y acompañarles en la gestión de sus emociones.
Es importante añadir estos dos últimos párrafos a todo lo que viene después en cada una de las heridas.
- La clasificación que utilizo es la de Lise Bourbeau que puedes ver en su libro «Las 5 heridas que impiden ser uno mismo».
Niños con herida de Rechazo
Son tímidos, introvertidos y con ojos pequeños. Parece que no quieren relacionarse con los demás. Sin embargo es su miedo al Rechazo lo que origina esa conducta.
Se ponen muy nerviosos cuando el foco de atención se pone sobre ellos.
Son niños serios y desconectados de lo que sienten. Se han blindado ante los sentimientos para no sufrir.
También son muy perfeccionistas. Tardan en acabar las tareas porque piensan que nunca es suficiente.
Su miedo principal es al juicio y la opinión de los demás. Les cuesta mucho salir como voluntarios por miedo a que alguien juzgue lo que hacen.
Lo que necesita: Su deseo principal es ser aceptados en grupos y ser queridos, aunque parezca lo contrario. También necesitan brillar y tener protagonismo para salir de su cueva interior.
El trabajo del Educador/Padre/Madre consiste en:
- Desdramatizar el fallo tratándolo como un resultado más.
- Invitarle a exponerse y brillar. Incluirle en actividades grupales donde tenga algún protagonismo.
- No olvidarse de él nunca ya que ellos lo viven como un drama: «soy invisible».
- Ayudarle a soltar el perfeccionismo marcando momento de entrega de tarea y cumplirlo. «Hecho y acabado es mejor que perfecto e inacabado».
- Ayudarle a que conecte con sus emociones e identificarlas.
- Enseñando Asertividad: para conectar con lo que necesitan y expresarlo correctamente sin miedo al rechazo.
Niños con herida de Abandono
Tienen apariencia de débiles y de necesitar protección de los demás. Suelen tener ojos grandes y una mirada que pide cuidado.
Su mayor miedo es al abandono y a quedarse solos y por ello generan dependencias emocionales con las personas de su entorno: profesores, padres, compañeros…
Necesitan hacer las cosas en grupo porque tienen miedo y creen que solos no serán capaces de conseguirlo.
Tienen tendencia al llanto y a la tristeza. Y están desconectados de la rabia, por ello les falta fuerza en el carácter. Les cuesta expresar lo que quieren por miedo al abandono.
El trabajo del Educador/Padre/Madre consiste en:
- Ayudarle a vencer su miedo a la soledad proponiendo actividades individuales y reforzando el resultado. Así superarán su tendencia a depender emocionalmente de los demás.
- Desarrollar su Fuerza personal: mostrando el valor de la constancia y disciplina para descubrir que puede cumplir los objetivos que se marque.
- Realizar actividades donde pueda sacar la energía de la rabia y transformarla en motor de acción.
- Enseñándoles Asertividad: para expresar lo que quieren y necesitan sin miedo a ser abandonados.
Niños con herida de Humillación
Son niños con mofletes y cara redondita que han sentido una gran vergüenza o humillación «señalada» por los adultos.
Algunas situaciones que provocan esta herida son:
- Su velocidad de aprendizaje es inferior a la de los demás niños.
- Se ensucia sin darse cuenta, no se abrocha los botones, se le caen las cosas, toca sus genitales…
- No pronuncia bien las palabras, es disléxico, tartamudez…
- Tal vez ha vivido abusos (físicos, emocionales, sexuales…) o uno de sus padres padece trastorno mental, está en la cárcel, drogas…
Son niños muy queridos porque ayudan a los demás. Tienen mucha empatía con los que sufren, están tristes… y les ofrecen su ayuda. Se sienten responsables de la felicidad de los demás.
Sin embargo no tienen autoestima y sienten vergüenza de sí mismos. Por ello buscan el amor de otros haciendo cosas por ellos. Si ésto continúa, de mayores se transforman en las «Cenicientas» de sus familias.
Lo que necesita: es saber que es valioso y querido por ser quien es y no por las cosas que hace por los demás.
El trabajo del Educador/Padre/Madre consiste en:
- Destacar todo lo que hace bien. Mostrarle toda la luz que hay en su interior.
- Eliminar la comparación que ellos viven como una humillación. Es importante destacar el valor de la diferencia y las distintas velocidades de aprendizaje, talentos individuales…
- Preguntarle lo que quiere y hacerle ver que sus necesidades son tan importantes como las de los demás.
- Mostrar la importancia del autocuidado personal para poder cuidar a otros.
- Inculcarles la idea de que no son culpables ni responsables de la felicidad de otras personas.
- No pedirle que sea su ayudante en todas las tareas ya que ellos se van a ofrecer siempre.
Niños con herida de Traición
Son niños con mirada magnética y penetrante. Sienten una gran desconfianza porque se han sentido «traicionados» por personas muy queridas y cercanas: sus padres, abuelos, profesores…
Los acontecimientos que generan esta herida son: el abandono de uno de los padres, un nuevo matrimonio que supone alejamiento, el nacimiento de un hermanito/a que se lleva su atención…
Tienen carácter fuerte que les defiende de ser traicionados de nuevo (su principal miedo). Por ello marcan con autoridad su territorio y no permiten que otros niños se entrometan en él. Necesitan controlar lo que depende de ellos.
Dominan la palabra y saben conseguir lo que quieren, incluso pueden manipular. Y a veces exigen que las cosas sean a su manera como prueba de amor.
Lo que necesita: Sentir que están en un ambiente de confianza y que no van a ser traicionados de nuevo. Necesitan certezas y mucho cariño para poder mostrar lo que sienten interiormente.
El trabajo del Educador/Padre/Madre consiste en:
- Crear un ambiente de amor y confianza para que se puedan relajar y confiar.
- Cumplir tu palabra con aquello que prometes, ya que esto es vivido por ellos como una nueva traición.
- Mostrarles la importancia de relacionarse en grupo y aceptar los gustos de otros niños.
- Hacerles ver que opinar diferente a ellos no significa no quererlos.
- Enseñarles que la vida no es una guerra: a pedir con amabilidad y no exigir, a tener paciencia y esperar, el valor de negociar y cumplir los intereses de todo el grupo…
- Ayudarles a conectar con su sensibilidad y ternura. Y fomentar actividades de relajación para disminuir el estrés mental que estos niños tienen.
Niños con herida de Injusticia
Son niños que viven un alto nivel de exigencia en casa. Parecen «pequeños adultos» metidos en cuerpo infantil. Incluso su forma de hablar parece mayor que la real.
Tal vez son los hermanos mayores y se sienten responsables de cuidarlos, o pasan mucho tiempo solos en casa y hacen tareas del hogar para ayudar… Y normalmente se les ha exigido demasiado para la edad que tienen.
Son niños serios y diligentes con las tareas. Para ellos lo primero es cumplir con la obligación antes que el juego. Se han desconectado de sus emociones para sobrevivir en su ambiente rígido.
Tienden a aleccionar a los demás niños con sus discursos de adultos.
Lo que necesita: Es sentir que es un niño y no un adulto. Y que puede vivir su infancia libremente: ser espontáneo, imaginar, jugar.. y no pensar como un adulto.
El trabajo del Educador/Padre/Madre consiste en:
- Hacerles sentir que son niños y no pequeños adultos.
- Proponer actividades donde conecten con su creatividad y ternura: juegos, pintar, teatro… y se olviden de sus responsabilidades.
- Hacerles ver que la vida no es una guerra con obligaciones y que pueden jugar y divertirse.
- Favorecer en ellos la flexibilidad en el carácter y crear espacios de espontaneidad donde la norma no sea lo más importante.
- Ayudarles a identificar sus emociones, sentirlas y comprenderlas. Y también respetar y tener en cuenta las emociones de los demás.
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Espero que esta información te permita entender mejor a tus alumnos e hijos y crear una relación más auténtica y profunda con ellos.
Y si quieres saber más sobre heridas para conocerte a ti y entender la forma en que te relacionas, te aconsejo que leas estos posts: «Experiencias que producen heridas emocionales» // Cómo mejorar la relación con tus hijos: para madres con heridas emocionales
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